martes, 8 de noviembre de 2011

Capitulo 13

-Mi amor, ¿qué vamos ha hacer esta noche?
-¿Qué quieres que hagamos?
-Lo que tu quieras cariño.
-Yo quiero hacer lo que a ti te apetezca.
-Si yo te contara...
-Pues cuéntamelo.
-Es que si tienes algo preparado te lo estropearía.
-No tengo nada preparado, solo tengo velas en mi maleta, ya lo que tu quieras hacer con ellas.
-Pues comérmelas como que no, metermelas por la nariz tampoco. ¡Ya está!. Vamos a encenderlas.
-Te ha costado... Ja,ja,ja.
-Si, si, lo estaba haciendo de broma
-Ya, claro.
-Enrico, antes de nada, vamos a ordenar las maletas y todo, por cierto, ¿cuántos días nos quedamos? no se lo he dicho a mi madre aún.
-Tres días, hoy viernes y todo el finde, el domingo por la noche volvemos.
-Vale.
Empiezan a deshacer las maletas, cogen las perchas para colgar los vestidos, las camisetas, lo pantalones y las faldas. En una estantería que hay debajo del armario ponen todos los zapatos y le falta hueco y lo pone debajo de la cama. Deja los cepillos de dientes y su neceser en el cuarto de baño, los geles en la ducha. Todo en su sitio bien ordenado. Ya han terminado.
Enrico saca una bolsa que tiene en la maleta con las velas y un mechero.
-Oye, ¿sabes una cosa que no se de ti?
-¿Cuál?
-Que no se si fumas. ¿Fumas?
-Más o menos.
-Tengo cigarros, ¿quieres?
-Después, vamos a lo que vamos.
Enrico enciende las velas obedece a Andrea al instante, pone unas cuantas en su mesita, otras en la mesita de Andrea y tres en la mesa de enfrente y la demás por el suelo.
-Apaga las luces.
Andrea se acerca lentamente a Enrico. Y lo besa. Dulce. Amable. Tierna. Suave. Ligera. Coge los brazos que Enrico tiene caídos y se los pone al rededor del cuello. Enrico se deja llevar. Y siguen besándose. Ahora con más pasión. Están en medio de la habitación. Se aman. Así con una sonrisa. Una simple sonrisa. Andrea se baja los tirantes del vestido y lo deja caer al suelo. Después salta encima de Enrico con sus bailarinas negras, planas, y se queda así, en bragas y sujetador y nada más. Se echan en la cama.  Sumergida en ese olor a recién lavado de las sábanas, olor a lavanda. Ella, perfumada de sí misma, con la piel oliendo a Sweet and sexy, con los brazos alrededor de su cuello, con unas piernas de músculos largos y bien dibujados y un estómago plano, ligeramente marcado por unos músculos educados que no se muestran en demasía. Andrea, toda aquella naturaleza, sana, como correspondiente a una amante de los estudios. Es el momento de Enrico, y poco después se hallan ya en mar abierto. Bajo una luna, entre una cama deshecha. Noche. Dibujar una caricia los confines de lo que se siente. O intentarlo al menos. Y perderse entre su largo cabello ligeramente suave. Y andar a tientas casi en aquel deseo sofocado, tímido, embarazoso, en aquel sentirse desnudar. Y tener ganas. Tantas. Y seguir adelante así, dejándose llevar por la corriente del placer. Las velas alumbran y son aromáticas. Le dan un toque de aroma a la habitación, con esa mezcla entra las sábanas olor a lavanda y esa colonia de Andrea. Y seguir así, con ese olor que acompaña con dulzura el latido de su corazón. Con los ojos casi cerrados Andrea se pierde en esos aromas que huele todo a él, que le encanta. Sus besos, sus sonrisas, sus caricias, sus largos suspiros y otras muchas cosas más.

-¿Lo estás escuchando?
-¿El qué?
-Que están follando.
-Pues yo no oigo nada.
-Que sí, ¿no oyes los jadeos?
-La verdad es que no.
-Pues estás sorda.
-Ah ya lo oigo, si, estás haciendo eso que tu has dicho.
-No me lo puedo creer. Laura no quería llegar a esto. Pero el plan hay que hacerlo.
-¿Estás seguro?
-Si.
-¿Y si me pillan?
-No te van a pillar
-¿Y si, si?
-No lo se, pero hay que hacerlo que para algo te pago.
-Karl...
-Calla, y vamos a prepararlo todo.

''Todo lo que entra, sale''

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