martes, 27 de diciembre de 2011

Capitulo 21

-Franccisco, tenía muchas ganas de verte, he estado pensando en ti todo el día, te he echado un montón de menos.
-Estoy muy enfadado contigo.
-¿Por qué?
-No me has llamado ni una sola vez, ¿a eso se lo llama echar de menos?
-Mi amor he estado muy ocupada.
-Pero no has podido coger un hueco para llamarme, ¿no?
-Cariño, entiéndeme es mucho trabajo.
-Dime la verdad. ¿Me quieres?
-Si. Como la trucha al trucho.
-Déjate de bromas Laura, te lo estoy diciendo muy enserio.
-¿De verdad puedes pensar que no te quiero?. Perdona que te diga que tu tampoco me has llamado.
-Pues no lo sé, teniendo como de jefe a Karl, pues me pienso cualquier cosa. Y yo no te he llamado, porque pensaba que me llamarías tú.
-¿Y si me hubiera pasado algo y no te podía llamar?
-Eso no se me pasaría nunca por la cabeza, además no te ha pasado nada.
-Bueno, no quiero discutir por una tontería. Ya estoy aquí, eso es lo importante.
-Vale, tienes razón, es que estoy un poco celoso.
-Me gusta que estés celoso pero hasta cierto punto.
-Claro. Es que te quiero un montón.
-Y yo a ti. ¿Qué tal te lo has pasado sin mí?
-Muy mal, los espaguetis a la carbonara me salieron fatal.
-Pues mañana te los hago.
-Se me quemaron... Y estaban asquerosos, me encantan los tuyos. Que ricos.
-Y a mi me encantas tú.
Laura se le hecha encima a Franccisco. Se besan. Se suelta el pelo, se lo deja caer, tira el coletero sin rumbo fijo.

Lentamente, con los zapatos en la mano, las medias finas puestas. Su pantalón corto y su camiseta de tirante con rayas blancas y negras, va andando por el pasillo, su padre llegó hace cuatro horas, cenó y se acostó junto a su madre que tenía bastante sueño. Anda de puntillas, sin hacer el mínimo sonido para no despertarlos. Coge las llaves lentamente, abre la puerta y la cierra con mucho cuidado. Se pone los zapatos lo más rápido posible. Y sale a toda prisa.

-Tu hija ha salido.
-¿Cómo?
-¡Ah, es verdad que a ti no te lo he contado!
-¿El qué?
-Es que no sé si te lo podré decir, Andrea no va a querer que te preocupes ni nada.
-¿Qué pasa? -Lo dice en tono preocupado- Cuéntamelo.
-Cuando venga Andrea hablo con ella.
-¿Pero dónde ha ido?
-Pues no lo sé.
-Son las tres de la mañana, ¿Dónde va a ir una niña a estás horas?
-Pues a ver a la persona que ama.
-¿Qué?- Lo dice con rabia- ¿No tendrá novio?
-Si.
-¿Cómo se llama?
-Fede, déjalo estar, si tu hija quiere, que te lo cuente ella.
-¡Qué me lo cuentes coño!
-Tranquilízate, poniéndote así no vas a conseguir nada.
-Lo siento cariño.
-Además, tu hija ya es mayor para hacer su vida.
-Pero no lo bastante.
-Si. Acuérdate de que edad teníamos cuando empezamos a salir.
-Dieciséis. Pero eran otros tiempos.
-No cariño, Andrea está enamorada, como nosotros a su edad.
-Tienes razón, pero no puede salir a estas horas a ver a su novio.
-Ya, la bronca se la va a llevar, pero déjala que disfrute.
-Vale cariño.

-¡Enrico cariño! -Le da un largo beso- Tenía muchas ganas de verte amor.
-Yo a ti muchas más ganas, he estado todo el tiempo pensando en ti.
-¿Qué es eso tan importante que me tienes que contar?
-Pues a ver... Por dónde empiezo... Hace un año más o menos, mi padre desapareció. Llevo todo ese tiempo buscándole, sin respuesta alguna, sin ninguna pista. Quizás lo hayas visto en las noticias, porque denunciamos su desaparición.
-Espera, espera. ¿Por qué me cuentas esto? Y si, si lo vi en la tele.
-¡Espera que acabe leche!
-Claro, sigue, sigue. Sorry.
-La policía solo encontró su calcetín tirado en el anden, solo tenia huellas suyas, según los forenses que se dedican a eso. No tenía ni una mínima gota de sangre ni nada por el estilo. Nada. Entonces quiero decir. Que no pudo irse por su propio pie, o sea, que el no quería irse.
-¿Y eso por qué lo sabes?
-Porque, no se llevo nada de ropa, su cuenta del banco, está como la dejó. No va a trabajar ni nada.
-Bueno, puede que lo hayan secuestrado o algo.
-Mi padre era muy fuerte iba al gimnasio todos los días.
-Eso no tiene nada que ver.
-Encontré una carta.
-¿Qué ponía?
-Mi padre, dejo una carta debajo del colchón, confesando su mayor secreto.
-¿Cuál?
-Prométeme que no lo vas a decir.
-Te lo juro, si te quedas más tranquilo.
-Por las noches se convertía en hombre lobo.
¿¡Qué!? -Andrea se asombró- Pero Enrico eso no existe.
-Sabía que no me ibas a creer.
-Pues normal, quién se cree semejante historia.
-Pues yo, porque tengo pruebas.
-Quiero verlas.
-Hoy no, es muy tarde. Mañana cuando salgas del instituto te recojo.
-¿Y para que me has echo venir hoy?
-Por dos razones. Te quería contar esto lo más antes posible. Y dos, tenía muchísimas ganas de verte.
-Muy bonito eso de tu parte. Una pregunta... ¿Tu también eres un hombre lobo?
-Mañana cuando leas la carta sabrás todo sobre mí.
-Mmmmmm... Que intriga.
-Bueno hasta mañana, será mejor que duermas.
-Claro, buenas noches amor.

Andrea vuelve a su casa, abre la puerta lo más lento posible, se quita los zapatos y los coge con la mano derecha, mientras que con la otra pone las llaves en su sitio. Y cierra la puerta.
-Andrea, no hace falta que te quites los zapatos -Dice su madre mientras enciende la luz- ¿Dónde has estado?
-¿Mamá? -Dice Andrea con tono de sorpresa- He ido a bajar la basura.
-Si, a las tres de la mañana, y te has tirado una hora para meter la bolsa en el contenedor. Andrea, no me mientas.
-Vale, he estado con Enrico.
-¿No te he dicho yo que estas castigada sin verlo?
-Me tenía que decir una cosa importante.
-Si tan importante es, cuéntamelo.
-No puedo, juré y perjuré no decirlo.
-Andrea, no me gusta que me mientas, y ya eres lo bastante mayor como para que te vayas a las tres de la mañana y no obedecer a tus castigos.
-Mamá pero es que tu no entiendes lo mucho que me gusta, que tengo muchas ganas de verlo, que me desespero si no estoy con él, que me siento sola sin su olor. Que estoy muy enamorada, lo quiero más que a mi propia vida, que me quiere, y me da todo lo que otra persona me podría dar, ¿lo entiendes ya?
Andrea pilla un arrebato y se va directamente a su habitación, y de un portazo se encierra, en el único lugar en el que los peluches pueden sostener sus lágrimas y ayudarla.

Unas horas después, le suena el despertador.  Lleva la misma ropa de ayer. No se cambia, se peina un poco con el cepillo, se lo recoge un poco por los lados con una horquilla y sale disparada de la casa, con su mochila a cuestas. No la preparó, la lleva tal y como está.
-¡Andrea!
Andrea no hace caso a su llamada y sale a toda prisa.
-¿Qué le pasa a esta niña ahora?
-Fede, déjalo, es mejor que te calles.
-¿Y qué echo yo ahora?
-Nada, por eso, cállate
-Perdone usted, señora.

''Mi deseo es que tus deseos se cumplan.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Capitulo 20

Las horas pasan lentamente tumbada en la cama. Sola. Sin nada que hacer. Castigada de por vida; y encima sin móvil. ¿Qué hago? ¿me suicido?. Pobre Enrico, me echará de menos. Me estará llamando en este momento, este segundo, este instante. No puedo hacer nada.
-Andrea, voy a salir un momento, ahora vuelvo.
-Vale.
-No salgas mientras no este, estas castigada.
-Que si mamá.
Joder, que pesada que es. Por fin se ha ido. Voy a buscar el móvil.
Empieza a buscar el móvil. Por toda la casa. Primero por el cuarto de su madre. Mira en el cajón de la ropa interior. Lo encuenta.
Bien, que lista que soy. ¡Diez llamadas perdidas! Dios mio. Enrico, Enrico, Enrico, Enrico, Susanna, Susanna, Enrico, Enrico, Enrico y Susanna.
-Enrico.
-¡Andrea!. Estaba muy preocupado por si te habia pasado algo.
-No, no, estoy bien.
-¿Por qué no me coges el teléfono?
-Porque mi madre me lo ha quitado.
-Ya iba a ir yo a tu casa.
-Ja,ja. Mi madre no creo que te dejaría entrar ni nada.
-Pues entro por la ventana.
-Esta muy alto.
-Me da igual, escalo.
-Que imbécil.
-¿Por qué no has ido al instituto?
-Porque vengo cansada del viaje y no tenía ganas de ir.
-Pues no me gusta que hagas eso.
-Si, papá.
-¿Mañana tienes examen?
-No. Pero tengo que estudiar para una obra de teatro.
-¿Y eso?. ¿Tu que eres, el árbol?
-No tonto. Soy la protagonista.
-¿La princesa que viste de rosa?
-¡No! Pero mira, no estaría mal.
-¿Entonces?
-Pues va de una niña que se llama Sara que quiere ser futbolista. Pero debido a sus problemas de rodilla no puede. Tras muchas operaciones, consigue tener la pierna buena y se mete en un equipo de fútbol, tal y tal.
-Esta muy chula.
-Si, bueno... ¡Qué viene mi madre! Adiós, te amo.
-Vale, hasta luego, tengo que decirte algo importante.
-Pásate esta noche.
-Ok.
Cuelga rápido, y borra la llamada. Lo guarda en el mismo lugar de dónde lo ha sacado. Y cierra el cajón.
Corre a toda prisa a su habitación.
-Andrea ya he llegado.
-Hola mamá. ¿Dónde has estado?
-No es asunto tuyo.
-¿Mamá?
-Lo siento cariño, pero son problemas personales.
-¿No me lo puedes contar?
-No.
-Ah... vale... me parece... ¿bien?
-Ya te irás enterando con el paso del tiempo.
-¿Y papá?
-Luego vendrá, esta echando horas extras.
-Ah. Que pena, trabaja tanto...
-Pues ya. Para darte de comer día a día.
-Y a ti.
-Y a él. A los que vivimos en esta casa.
-Mamá.
-¿Qué?
-¿Por qué no te gusta Enrico?
-Ven, siéntate.
-Yo a Enrico no le veo nada malo, no sé porque no me dejas estar con él, ni verlo.
-No es que no quiera que estés con él. Pero es que yo conozco a su madre y es una bruja.
-Pero él es muy buena persona.
-Se parece mucho a su madre.
-No la conozco, pero Enrico no se parecerá nada. Eso que dices de su madre de que es una bruja y tal, no lo sé. Pero te puedo asegurar que Enrico no es así.
-¿Y cómo es según tú?
-Es buena persona, amable, siempre está donde estés tú. No es celoso, bueno, un poco, pero no exageremos, no llega al punto ese de las parejas que él se pone celoso y la maltrata. Enrico entiende todo lo que pasa, todo lo que me sucede, tiene algo mágico. Sé que él me combiene, que esta echo para mí.
-Pero sois muy diferentes.
-Los polos opuestos se atraen.
-Verdad.
-Además, que yo lo amo, que es lo mejor que me ha pasado en la vida, no lo cambiaría por nada en el mundo.
-Cariño. Tienes razón en todo, pero entiéndeme, me has mentido, te has ido a un viaje muy lejos de aquí.  ¿Y si te hubiera pasado allí algo por culpa de Enrico?
-Pero no ha pasado nada, mamá. Me ha tratado como una princesa.
-Mira. El castigo sigue puesto. Solo te voy a devolver el móvil. Pero hasta dentro de unos días no te voy a dejar verlo. ¿Te queda claro?
-Si.
-Vale. Espera.
Se va a su habitación, abre el cajón de la ropa interior y coge el móvil.
-Toma.
-Gracias.
-Y espero que te haya quedado bien claro lo que te he dicho. Y a papá ni una palabra de esto.
-¿No sabe que me fui con Enrico?
-No, y mejor que no se entere.
-Claro.
Andrea se va a toda prisa a su habitación, por parte esta muy contenta de que le haya devuelto el móvil pero por otra está triste de no poder verlo. Pero si lo mira por el lado positivo, cuando lo vea va a tener más ilusión.
-¿Andrea?
-¡Si! Mi madre me ha devuelto el móvil, pero todavía no me deja verte.
-Pues yo tengo que hablar contigo, te tengo que contar una cosa que me sucedió hace unos años.
-Cuéntamelo.
-No puedo por aquí, tiene que ser en persona.
-Ven esta noche, a las tres de la madrugada. Me esperas en la esquina de la derecha, en frente de la óptica. No tardaré.
-Vale. Te esperaré, no me falles.
-Lo mismo digo amor.
-No sé como te lo tomarás.
-¿Tan grave es?
-No es para tanto. Bueno, para mi sí. Pero como te lo tomarás a las tres de la mañana...
-Pues no se, depende de lo que seas. Si es que cortas, me lo tomaré fatal.
-No, no es nada de eso. Yo te quiero un montonazo.
-Yo muchísimo mas.
-Es personal.
-Ah. Que misterio. Bueno, voy a llamar a Susanna que tengo muchas llamadas de ella.
-Ok. Te quiero.
¿Que será? ahora el cabrón me deja con la intriga. Vaya putada. Voy a llamar a la tonta esa que ya sé de lo que me va a hablar, siempre me habla de lo mismo... Vaya niña, que cría, como ella no pilla nada nunca, pues que le vamos a hacer. Nada nuevo me contará. Siempre las mismas paranoias.
-¡Andrea! ¿Por qué coño no me coges el teléfono?
-Si, yo también tengo ganas de hablar contigo. Mi madre me quitó el móvil.
-¿Por qué?
-Pues porque le presente a Enrico y eso.
-¿Y qué pasa?
-Pues que no le gustó y me lo quitó.
-¿Y ahora por qué lo tienes?
-Porque me lo ha devuelto, he hablado con ella y ha entrado en razón y me lo ha dado.
-¿Y que tal el viaje? ¿Te has ido mucho a las nubes?
-Si, de vez en cuando. Pues ha sido perfecto, ha estado genial.
-Mañana me lo tienes que contar todo.
-Bueno, ya veremos.
-¿Por qué no has ido hoy?
-Estoy cansada y estoy estudiando para la obra.
-Que perra. Eso no se hace, me has dejado sola y me he tenido que ir con la más tonta.
-¿Quién?
-Con una que se llama Rebeca que es de tercero.
-Ah, ya se quien es, me cae fatal, es esa, la delgada que es medio cadáver ¿no?
-Exacto.
-Mañana te sacaré de las garras del zombie.
-Si, pero hoy bien que me la he tenido que tragar.
-Mala suerte.
-¿Y por qué no me dices que no ibas a ir?
-Guapa, te recuerdo que me quitaron el móvil.
-Es verdad. ¿Y para que está el fijo?
-¿Para que me lo quite mi madre también?
-Ah, que tampoco te ha dejado el fijo...
-No.
-Bueno pues best friend, quiero que mañana me lo cuentes todo, detalle a detalle, ¿te queda claro?
-Que si, que si.
-Bye.


''Los problemas difíciles siempre se resuelven''




lunes, 5 de diciembre de 2011

Capitulo 19

Dicen que los trenes nunca pasan dos veces, que cuando se cierra una puerta otra ventana se abrirá. Que los cuentos, sueños son, que si las miradas matasen, abría una lista de espera en el cementerio. Que cada siete segundos una pareja de todo el mundo fracasa, que las miradas se volaran mas que las miradas. Que los supuestos regresos, nunca salen como uno quiere y que la frase -Si te vas no vuelvas- Me persigue. Que escucho esa canción y me obliga cada vez a recordarte, que me hundo sí, me hundo con tus palabras. Este valiente corazón se esta metiendo una buena dosis de cobardía, y que menos que darle la razón. Odio las despedidas montadas en un adiós y las miradas que desprecian.
Ahora que todo  ha acabado, que nada mas nos une el rencor que tenemos el uno por el otro. Ahora que nuestros caminos se separaron hilando sendas nuevas por las que partir. Busquemos mucho tiempo a alguien que pueda satisfacer nuestra felicidad. Ese cenicero con miles de colillas apagadas, por ese recuerdo que no quiere salir de nuestra mente, que se tira horas y horas dando vueltas buscando una salida pero acecha en lo más trágico de esta gran mente sumergida en sangre. ¿Que decir cuando las palabras sobran? tal vez nada. El tiempo es demasiado lento para el que espera y demasiado rápido para quienes tienen miedo, demasiado largo para los afligidos, demasiado corto para los alegres, pero para los que aman el tiempo es una eternidad. Quiero ganar esta batalla en la que solo peleo yo y el amor, ¿podré vencer a una cosa tan fuerte? lo dudo, a momentos pienso que no, que no va a estar de mi lugar ni de mi parte, que no me hará caso, pero por lo menos sé que está en algún lado, sonriendo, siendo feliz. Solo que hay un problema, que le hace feliz otra persona que no soy yo. Quiero hacerla feliz y no llorar, estar junto a ella el tiempo que haga falta. Estoy esperando el futuro donde poder ganar.

-No, no, mueve esta mesa y coloca las cosas.
-Buena idea.
-¿Dónde pongo esto?
-Pues hay, en la esquina. Y no pienses mal.
-Vale, pero que hecho aquí.
-Lo que tu quieras, si total el plato se va a quedar vacío tarde o temprano.
-En eso tienes razón.
-Claro, cariño es que no piensas.
-Ja,ja,ja. Yo también te quiero.
-Ten cuidado a ver si lo derramas.
-Hay que ver.
-Eso lo tendría que decir yo, no tú.
-Lo que tu digas.
-Oh, no me digas eso.
-¡Qué se enfada!
-Tanto como enfadarme no, es una tontería.
-Andrea, no me he dado cuentas que has cogido regaliz.
-Pues ya te has dado cuenta.
-Que graciosa que eres.
-Ya lo sé amor.
-Ja,ja. Quedan cinco minutos.
-¿Esta todo listo?
-Si, a no ser que quieras echar algo más.
-No, no, creo que esta bien así.
-Yo también.
En la mesa han colocado tres platos con varios snacks en cada uno de ellos, luego las gominolas a parte. Los dos vasos de coca cola hasta arriba, casi para derramarse. En la mesa han puesto un mantel de flores de todo tipo, con el fondo verde.
Se sientan en el filo de la cama. Están echando a suertes lo que quieren cada equipo el real Madrid campo derecho y el Barça la pelota. Comienza el partido.

-Cariño, cariño, despierta.
-¿Qué pasa?
-Que te has quedado dormida.
-¿Qué hora es?
-Acaba de terminar el partido, tenemos que volver a España.
-¿Quién ha ganado?
-El Madrid.
-¿Cuánto?
- 2-1
-Pues ya sabes lo que toca.
-Ya. Bueno, he preparado las maletas, he pagado ya el hotel y nos vamos ya.
-Vale, ¿a qué hora sale el avión?
-Dentro de quince minutos. No vamos ya.
-Vale, ¿no te dejas nada, no?
-No, he revisado todo. Coge tu móvil que esta ahí en la mesa.
-Vale cariño.

Cogen las maletas, el móvil. Bajan deprisa. Cogen el taxi, se dirigen al aeropuerto.

2 horas después.
-Mamá, ya estoy en casa.
-Hola hija, ¿qué tal el viaje?
-Muy bien.
-¿Te llamo Susanna?
-Si.
-¿Y dónde está?
-¿Quién?
-Tu novio.
-En la puerta.
-¿Y no me lo vas a presentar?
-Claro. ¡Enrico, ven!
Enrico entra muy preocupado, se pone justo en frente de su suegra.
-Y bien, ¿este es tu chico?
-Si, mamá.
-¿Que edad tienes?
-22 señora.
-Es mayor que tu, ¿no?
-Si.
-¿Os queréis?
-Mucho.
-Yo soy Marisa, encantada.
-Yo Enrico, mucho gusto.
-¿Por qué me mentiste?
-Porque sé que si te llego a decir que voy con él no me hubieras dejado.
-¿Quién ha dicho eso?
-Yo.
-Pues eso es mentira, claro que te hubiera dejado, solo que me lo tendrías que haber presentado mucho antes. ¿Cuánto lleváis juntos?
-Mes y medio.
-Vale. Andrea una cosa. Estás castigada.
-Vale.
-Y que este chico se vaya ahora mismo.
-Perdone por las molestias. Tiene una hija encantadora.
-Muchas gracias.
-De nada. Adiós.

''Hay tantas canciones que puedo cantar para pasar el tiempo. Y me estoy quedando sin cosas que hacer para sacarte de mi mente.''