viernes, 30 de marzo de 2012

Capitulo 26

Una mañana calurosa, con el cielo despejado y un sol esplendido. Andrea se encuentra sentada en su pupitre atendiendo a las explicaciones de la profesora Anita. No estaba muy concentrada después de lo que paso con Enrico pero intentaba pensar lo menos posible de ese momento. ¿Qué tendría que hacer en esa situación? ¿Qué hacer para volver con la única persona a la cual quería?, esas son las preguntas que rondaban por la cabeza de Andrea. << -Concéntrate Andrea, concéntrate -Se decía así misma- >>.
Cuando salieron al recreo, Susanna no paraba de contarle lo que le paso esa noche.
- Pues si, Andrea, Jaime es un hombre encantador.
- Ya sabes como son las relaciones, fíjate en la mía, me pensaba que todo iba de maravilla hasta ahora.
- Pero es diferente, nuestro amor es muy pasional.
- Jaime solo quiere sexo.
- ¿Y cómo estás tan segura?
- Porque todos los tíos son iguales, no hay que fiarse.
- ¿Y cómo que no me ha pedido de hacer nada?
- A ver cuanto tarda.
Se quedaron calladas varios minutos, la verdad, es que no tenían nada de que hablar. Ayer por la tarde como Andrea estaba mal, hablaron de todo para cambiar de tema y que no se acordara de Enrico pero todo fue en vano. Poco después sonó el timbre y entraron en la clase.
- ¡Ya falta menos para que termine el curso! -Dijo Susanna por fin-. Ya era hora, espero haberlas aprobado todas.
- Es verdad, es que bachiller es muy complicado.
- Claro, pero nosotras somos unas empollonas.
- Recuerda que en el primer trimestre te quedaron cinco.
- Y a ti dos.
- Pero no compares, yo por lo menos aprobé con Anita y con Franco.
- A mi Anita me tiene manía.
- ¡Eso no son escusas!
- ¡Qué es la verdad...!
Por fin sonó el timbre y fueron a sus casas.
- Mamá, ya he llegado.
- Hola Andrea.
- ¿Por qué lloras?
- No, no estoy llorando -Mintió su madre y dio la vuelta para secarse las lágrimas.
- No me mientas, ¿qué pasa?
- Tu... padre... y yo... nos hemos separado.
- ¿¡QUÉ!? ¿No lo dirás enserio?
- Todavía no es definitivo, pero ha recogido todas sus cosas y se ha marchado -Lo dijo tranquilizándose un poco, pero se le saltaban las lágrimas.
- ¿Y qué ha pasado?
- Que discutimos y así mejor.
- ¿Por qué habéis discutido?
- Hace una semana mas o menos, sonó tu móvil...
- ¿Mi móvil?
- ... y leí un mensaje.
- ¿Mensaje? ¿De quién?
- De un tal Enrico - Andrea se quedó sin habla al oír esas palabras de su madre, pero su madre ni la miró-. Ponía que te quería mucho y que le encanta estar contigo...
- Olerte ese pelo con toque a canela y acariciarte esa piel a aloe vera.
- Muy bien, exactamente lo que ponía, entonces tu padre al ver que estaba con tu móvil se enfado, me dijo que hacía mal en coger tus cosas, pero cuando me quito el móvil y leyó lo que ponía se puso echo una fiera.
- ¿Qué? ¿Y cómo es que no me ha dicho nada?
- Le dije que no te dijera nada y se enfadó conmigo y se fue.
- Pero volvió, ¿no?
- Si, pero volvimos a discutir. Y entonces me preguntaste que dónde estaba papá, yo te dije que trabajando y tu sospechaste lo de la hora.
- ¿Por qué no me lo dijisteis desde un principio?
- Porque no quería decírtelo, no quería que tu padre te pegara, porque ya lo conoces como se enfade mucho...
- Si, ya, pero si yo no estoy con Enrico.
- ¿Cómo? ¿Y lo del mensaje?
- Pues que hay si estábamos llevábamos tres meses, pero nos hemos peleado y cortamos.
- Vuelve con él.
- ¿Por qué?
- Tu hazme caso y arregla las cosas.
- ¡Pues dame ejemplo y arregla lo tuyo con papá!
- De acuerdo, invítalo esta noche a cenar e invito a tu padre.
- No sé... Esta pelea fue definitiva, no sé si querrá...
- Llámalo.
- Mamá, esta historia no es como antes, no quiero llamarlo, no quiero saber nada más de él, me ha jodido mucho lo que ha echo -Las lágrimas le caían lentamente por la cara. Andrea se puso de pie y miro a su madre a los ojos -. Lo mejor, es que la cosa se quede como está, pero tu recupera a papá que llevais mucho tiempo juntos y no merece la pena que estáis así por una niña que tiene diecisiete años, casi mayor de edad, ya no tengo seis años para que me controléis la vida, ¿sabes?.
- Tienes razón, pero esto no me lo tienes que decir a mi porque yo no he dicho que lo dejes con ese chico, yo sé que así eres feliz...
- ¡Yo no soy feliz mientras mis padres estén peleados! ¿Lo entiendes?
- Si cariño, lo entiendo, pero el tiempo lo dirá, él ha decidido irse y no puedo hacer para que cambie de opinión.
- Pero si tu no vas y arreglas las cosas pues no lo solucionáis porque él ha demostrado que no va a volver, mamá te lo pido por favor, pídele que vuelva...
- Bueno pero en estos momentos no puedo.
- ¡Si puedes!
- No, hazme caso que no.

domingo, 11 de marzo de 2012

Capitulo 25

-Bueno, tengo la comida echa, es arroz tres delicias, no sé si te gustan, si no, te hago otra cosa.
-Si, si me gustan no te preocupes.
-Ah vale.
Empezaron a comer tranquilamente, la verdad, era muy extraño, estuvieron toda la comida sin dirigirse la palabra. Poco después de comerse el postre, se hallaron en el salón y se sentaron en un cómodo sofá que tenía Enrico. El salón era bastante amplio, tenía una mecedora, dos sillones iguales puestas en forma de ''L''
y la televisión estaba a pocos metros de la mesa que había en el centro de cristal con una vela que hacia juego con las paredes. Andrea la primera vez que entro pensaba que estaba muy bien decorada para ser un chico el decorador pero luego le dijo Enrico que lo hizo con ayuda de su hermana que se quería dedicar a diseñadora de interiores.
-Lo siento por estar tan callado.
-Y yo, estas un poco raro.
-Lo sé...
-¿Qué te pasa?- Preguntó Andrea con preocupación.
-Pues a ver, no se trata de ti, es de mi...
-Cuéntamelo.
-Voy a empezar a buscar a mi padre.
-¿Cómo?
-Andrea, tengo que encontrarlo, quiero que me cuente las cosas desde el principio, quiero saberlo todo sobre mi familia paterna- Andrea lo miraba con la boca abierta-. Ya sé que las cosas entre nosotros van muy bien, pero quiero que sepas que te quiero y la verdad, no quiero perderte, pero no puedo hacer otra cosa, tengo casi veinticuatro años y no sé nada sobre mi padre.
-Vale, a ver si lo he entendido bien. ¿Te vas a ir y me vas a dejar aquí?, ¿estás queriendo decir que no te voy a volver a ver más?. A ti creo que se te ha ido la pinza, sin mi no te vas a ninguna parte.
-No, Andrea, no puedes venir, esto es muy serio y lo indicado es que no vengas, eres menor y tienes que ir al instituto.
-Pero yo no quiero que te vayas.
-Y yo tampoco, no quiero perderte, pero ya leíste la carta.
-¿Enserio que me vas a hacer esto?
-Lo siento.
-Y yo, pensaba que estaríamos muy unidos para siempre, no pensaba que esto terminaría así, muy bien, tu lo has decidido, que te vaya bien en tu búsqueda y no me hables más.
-Sé que es muy difícil, a mi tampoco me gusta que tenga que pasar esto, pero no te lo tomes así, yo te quiero.
-¡Pues no me lo demuestras así!- Andrea se levantó muy enfadada, cogió su mochila y abrió la puerta- Hasta nunca y que te vaya bien.
-Andrea... No te vayas...
No llegó a oírlo, cerro la puerta muy rápido y a la vez muy fuerte. Andrea bajo corriendo las escaleras, llorando. Poco después llegó a la casa de Susanna. Tocó al 1º4 y esta contesto al momento. Subió lo más rápido que puedo.
-¿Qué te pasa?
La pregunta se quedo en el aire porque Andrea se dirigió sin mirarla en ningún momento hacia su cuarto.
-Bueno, ¿me quieres decir que te pasa?
-Ha sido muy malo conmigo.
-¿Qué te ha echo?, ¿no te habrá pegado?
-No, eso nunca, es buena persona...
-¿Entonces?
-Pues que se tiene que ir a buscar a su padre y lo mejor que no sabe donde está, se tiene que recorrer cielo y tierra para buscarlo y me ha dejado.
-¿Qué tiene que ir a buscar a su padre?.
-Si.
Cuando termino de contárselo con detalles, Susanna se levantó y le dio un fuerte abrazo.
-En estos momentos no se que decirte, nunca me ha pasado eso.
-No hace falta que digas nada, solo quería contárselo a alguien de confianza.
-Mira, tu no te preocupes que encuentras a alguien mejor.
-¿Alguien mejor que él?. Imposible.
-Si, ya sé, lo mismo decías de Karl y lo olvidaste al momento.
-Porque conocí a la persona ideal, al que me ha dado ganas de vivir en cada momento.
-Si... era muy buena persona...
-El mejor -Se secó las lágrimas que le derramaban por la cara-, vamos a hacer el trabajo, basta de llorar, ha sido lo que él ha querido y yo no puedo hacer nada.
-Vale, si quieres.

Enrico estaba tirado en el sofá con la mirada perdida, dándole vueltas a la cabeza sobre lo que había pasado, no sabia que hacer. Lo dicho, dicho está. Se levantó y se dirigió a su cuarto, se sentó en la mesa  y empezó a buscar información sobre hombres lobo en el ordenador. No daba mucha información, total que se quedo igual que antes. Poco después pensó en ir a la biblioteca pero estaba muy tocado por lo de Andrea, eran muchos momentos agradables, casi tres meses juntos, con un amor donde había pasión, confianza, alegría... Y todo se ha estropeado. Enrico esta muy confundido no sabe que hacer. Salió de su casa a dar un paseo y poder así aclarar sus ideas.
<<¿Y si Andrea me acompaña en este viaje?- Piensa-, ¿pero y si los hombres lobos son malos?, ¿qué pasaría si me convirtiera en uno de ellos y mate a Andrea?, ¿qué haría yo tanto tiempo fuera sin ella?, ¿y si le pasa algo mientras yo no este o Karl vuelve con ella y otra vez le pegue?, ¿si me quedo aquí que pasaría con mi padre?>>
-Hola hermanito, ¿cómo estás?- Acababa de encontrase con su hermana Valeria una chica de quince años que vivía en casa con su madre.
-Hola, ¿qué haces aquí?
-Pues nada, he venido a dar una vuelta y quería pasar por tu casa, te veo muy pálido, ¿qué te pasa?
-No es asusto tuyo.
-¿Te ha pasado algo con Andrea?
Enrico contuvo la respiración unos instantes, no podía mentirle a su hermana, ya se le notaba bastante, había dado en el clavo.
-Si.
-Me lo imaginaba. ¿Qué ha pasado?
-Nada.
-No me engañes.
-Que nos hemos peleado.
-¿Por qué?
-Mira hay una cosa que tu no sabes y mamá me ha dicho que no te lo cuente.
-Si lo sé.
-¿Qué sabes?
-Lo de papá. Pero mejor que no hablemos de esto aquí, vamos a tu casa y me invitas a un batido.
-¿Cómo lo sabes?
Valeria se quedo callada y dio una vuelta sobre si misma y fue hasta la casa de Enrico.
-Mira, ¿te acuerdas de que yo me fui?
-Si claro, te eche yo prácticamente.
-Si, pues deje la grabadora que me regalaste tu expresamente hace dos años.
-¿Y por qué hiciste eso?
-Porque me estabais echando y sabía que era importante, además necesitaba saberlo.
-Bueno, me he enfadado con ella porque tengo que ir a buscar a papá y temo que a ella le pase algo.
-Si, lo entiendo, pero ponte también en su lugar, esta destrozada, se le nota que te quiere y esto le ha afectado muchísimo.
-¿Pero que quieres que le haga yo?. Yo también la quiero pero no puedo hacer nada, quiere acompañarme pero le he tenido que decir que no, no puede dejar sus estudios para que luego le pase algo grave.
-¿Cómo qué?
-Pues a ver, yo no sé realmente como son los hombres lobo, no sé si le harán daño, no puedo permitir que corra ese riesgo bajo ningún concepto, ¿entiendes?
-Si ella quiere acompañarte y es lo que siente, tu no lo puedes impedir.
-Claro que si... Yo creo que he echo bien en dejarle las cosas claras, pero sin ella no es lo mismo, es lo que me ha dado las ganas de vivir cada día.
-Enrico, no te das cuenta. Ve y dile todo lo que tengas que decirte, si ella toma la decisión de irse contigo, que vaya.
-Ya le he dicho todo lo que le tenia que decir.
-No, no le has dicho lo mucho que la quieres.
-Claro que se lo he dicho.
-Mira, haz lo que te de la gana, pero decidas lo que decidas que sea lo que sientes.
Enrico estaba pensando en la razón que tenía una niña de quince años, al parecer no era tan cría como el pensaba, en realidad era demasiado madura. Antes de que se diera cuenta Valeria estaba abriendo la puerta.
-¿Dónde vas?
-Creo que te he dicho todo lo que te tenía que decir. Suerte.
-Vale, gracias. Adiós.
Valeria le sonrió y se marchó.

martes, 6 de marzo de 2012

Capitulo 24

-Bueno, ¿para qué habéis venido?
-Pues mamá, hace un mes o así me vino una carta sin destino a mi casa. Me quede un poco estañado. -Tragó saliva con dificultad y prosiguió- Empecé a leer y me quede pasmado era de papá.
-¿¡QUÉ!?, ¿qué te ha dicho?
-Pues... que él... es un hombre lobo... y que se tubo que ir de aquí para no haceros daño.
-¡Pero bueno, si que tiene cojones este tío para contártelo!
-¿Por qué?
-Porque no pensaba que te lo iba a decir, pensaba que él quería que te dijera que habíamos cortado, que no iba bien nuestra relación, o que simplemente, deciros que había muerto.
-¡Pero eso sería mentirnos!
-Lo sé hijo, pero es que no te lo podíamos decir.
-Tu siempre has dicho que la verdad por delante.
-Pero en estas ocasiones es mejor ocultar la verdad.
-Ha dicho que tengo que ir a buscarlo.
-Tu eres el descendiente de él.
-¿Y qué debo de hacer para encontrarlo?
-Búscate tus propios medios, si eres un buen lobo debes de tener un buen instinto... Tu padre sufrió mucho para encontrar a tu abuelo.
-Es que el mundo es muy grande, tardaría años en encontrarlo.
-Ya te lo he dicho, si eres un buen lobo tienes que tener un buen instinto, recuerdalo.
-Muy bien mamá, pues nos vamos.
-No, quedaros un rato, tomaros el té.
-Hasta luego.
-Vale... adiós pues.
-Adiós señora.
-Señorita si no te importa.
-Mamá, no te quites años.
Después de esta conversación fueron hacia la puerta y salieron. Pocos minutos estaban en el coche. Enrico no podía parar de pensar en la conversación no sabia que hacer. Andrea estaba un poco disgustada, se había quedado con la intriga de muchas cosas y quería hacer muchas preguntas pero se quedaron en el aire. Cuando más piensas en una cosa o en alguien peor sale. En la vida cuando no tienes con quien ir de la mano, vas solo, con la cabeza bien alta y pensando en el camino que tienes que recorrer, no te aferres a la persona que quieres porque al fin y al cabo poco te va a servir. Mucho tiempo atrás Enrico era una persona amable, muy, muy curioso; le gustaba mucho los juegos de aventuras, las películas de acción... Hasta que llego a ser adolescente. Se enamoro de una chica muy guapa llamada Marina. Una chica de pelo castaño, pelo de largo hasta media espalda, no llevaba flequillo y tenía el cabello ligeramente ondulado. Era lista, no de las que sacaban sobresalientes pero su forma de pensar era de una chica madura, sabía llevar muy bien las criticas y no le dolía lo que dijesen de ella, ni de las burlas ni de nada en general. Enrico, pensó mucho en declararse, en pregonar su amor, él no era nada del otro mundo (en físico) pero tenia un gran corazón. Un día se armo de valor y se lo dijo. Ella reacciono muy bien, ya que eran amigos desde hace unos años. Por desgracia Marina acababa de romper su relación hace unos pocos días y no estaba preparada para otra relación con una persona diferente. Enrico estuvo mucho tiempo sin hablarle. Pero pensó y recapacito, fue hacia ella y le dijo:
-Mira, aunque me hayas dicho que no, aunque no me quieras, que sepas que mi corazón y mi alma lo tienes tú. Aprovéchalo porque sé que nunca podrás encontrar a una persona como yo, que te de amor, que te de pasión y que te haga entender los pasos de la vida, los caminos y hacerte ver que cuando una persona se cae se tiene que levantar, te pueden ayudar, pero tienes que elegir bien a la persona ideal.
Marina al escuchar estas palabras, los ojos se le llenaron de lágrimas en la vida le habían dicho algo así. Mientras tanto ella contestó:
-De lo único que estoy segura es que quiero estar a tu lado, que me empezaste a gustar hace mucho tiempo pero no tenia el valor de decírtelo, al decirme que me querías no pude decirte que si, tengo demasiado orgullo y esperaba que fueses detrás mía. Al ver que no ibas detrás de mi, lloré muchísimo porque te quiero, quiero que estés a mi lado todo este tiempo, quiero que ese camino lo recorramos entre los dos, y que nunca jamas nos separemos, porque he encontrado a mi media naranja y ese eres tú, quiero que me hagas feliz que me devuelvas la vida, que sea la persona que siempre quise ser, la que lo da todo por esa persona especial, la que quiere amar.
Él se quedo paralizado y la miró a los ojos que tenía llenos de lágrimas que recorrían un camino hasta la barbilla. Y la besó.

-Andrea, es ya hora de despertarse, son y media, así que date prisa que te llevo yo.
-Si, ma-mamá- Bostezó mientras se levantaba lentamente.
<<Buenos días mundo>> se dijo a si misma. Se vistió lo más rápido que pudo, se dirigió al cuarto de baño y cuando se miró al espejo se dio cuenta de que la camiseta se la puso al revés; se la puso al derecho y se lavo la cara. Mientras se quitaba los enredos de su melena rubia pensaba en que hoy tenia un largo día por delante. Mañana, tenía un examen de matemáticas muy complicado y no había estudiado nada. Y encima, esa tarde había quedado con Susanna para hacer el trabajo de historia. Sería un día agotador. Cuando terminó de peinarse su pelo laceo se dirigió a la cocina con mucha hambre. Su madre ya le había preparado su tostada y su descafeinado. Solo le quedaban diez minutos para llegar al instituto y su madre le estaba diciendo que se diera prisa. Cogió su mochila y se fue directa al coche, se subió y el coche se puso en marcha.
-¿Dónde está papá?
-Se ha ido a trabajar.
-¿Cuándo?
-A las siete y media se ha tenido que ir.
-Pues si a esa hora me he levantado yo y no lo he oído.
-Porque se ha ido unos minutos antes.
-Que raro, papá entra a las nueve.
-Pero le ha cambiado el turno a un compañero para salir antes.
-¿Y para qué?
-¡Pero bueno Andrea!
-Vale, vale.
No se dirigieron la palabra en todo el camino.
Cuando terminaron las clases, Andrea tenía muchísimos deberes y no tenía tiempo para todo. A la salida como todos los días Enrico fue a por ella.
-Hola amor- Le dio un suave beso en los labios.
-Hola, ¿qué tal te ha ido la clase?
-Ufff, fatal... Nos han mandado muchos deberes y esta tarde he quedado con Susanna para ayudarle con un problema con un niño, que esta rayada y mañana encima tengo un examen de matemáticas muy complicado, así que no se de donde voy a sacar el tiempo.
-Que novia tan ocupada tengo.
-Pues si, te has buscado a la ideal.
-Por supuesto.
-¡Mierda!, no le he preguntado a Susanna si me quedo en su casa para comer o me voy a la mía.
-No pasa nada, no se lo preguntes, vamos a mi casa y ya hablamos más tranquilamente.
-Ah, vale, perfecto, ¿luego me llevarás tú no?
-Claro, te llevo a donde haga falta, por ti doy la vida.
-Mira, te quiero demasiado, eres un sol.