domingo, 6 de mayo de 2012

Capitulo 28

Estaban sentados en el sofá hablando de Karl.
- No quiero que se repita mas esto, ¿vale?- Lo dijo mientras se sentaba bien al oir la puerta de la calle.
- Hola, ya he vuelto, siento haber tardado tanto es que me he entretenido con la vecina.
- No pasa nada mamá- Su madre no contestó y ahora los que salieron a la calle fueron ellos.
La calle estaba abarrotada de gente de todas nacionalidades y con ropa de distinto color, con distinto peinado. Se sentaron en la terraza del un bar no muy lejos de la casa de Andrea. El camarero extranjero y no muy mayor se acercó a ellos no con muy buena cara. El hombre arrastro la silla hacia si, separandola de la mesa y se sentó. Los muchachos no entendieron nada de lo que estaba pasando. Pero el hombre se quedo mirandolos fijamente. Andrea y Enrico se miraron sin saber que decir y preguntandose a si mismo que hacia aquel camero de ese bar sentado con ellos. Al poco rato Enrico habló por fin.
- ¿Qué quiere?
El hombre no contestó pero se mostró sereno y relajado.
- No se lo que está usted tramando, pero me estoy poniendo nerviosa.
- No quiero hacerles daño- Al fin habló-. Usted es Enrico, ¿no es así?
- Así es. ¿Qué quiere de mí?
- Llevo años queriendo hablar con usted.
- Por favor, tuteame.
- De acuerdo- Asintio este convencido-. ¿Eres hijo de tu padre?, quiero decir, ¿eres hijo de Tomás?.
- Si, ¿quién es usted?
- ¿Podemos estar a solas?
- No, lo que tenga que contar me lo dice delante de ella.
- Esta bien, como quiera. Soy Gabriel Artero, camarero y jefe de este bar.
- ¿Qué quiere de mi y que sabe de mi padre?
- Hace diez años mas o menos, tu padre fue el mejor y mas fiel consumidor de este bar, es decir, el venia todos los días aquí.
- Si, ¿y qué?
- Perdona, no me interrumpa- Dicho esto y ver como asintio Enrico con la cabeza prosiguió-. Como ya he dicho, venía todos los días, era muy agradable su presencia ya que era muy simpático y un buen comprador, para decir verdad, mi mejor amigo. Nunca en la vida conocí a una persona tan sumamente hablador como tu padre, pero lo mejor de él, es que me lo contaba todo, si todo- Repitió al ver que Enrico habría la boca para preguntar-. Un día de bote pronto dejó de venir, pero me confió una cosa muy importante, mira.
Enrico cogió el sobre rojo que le entregó.
- La leo en voz alta si no le importa.
- Claro, claro.
- Mi queridísimo Gabriel, gran amigo mío, siento irme así sin avisar, esta carta se la dejo a mi mujer para que se la dé. Perdón por no dartela en persona pero es que me he tenido que ir con urgencia, tampoco me he podido despedir de mis preciosos hijos, ha sido muy duro y espero algún día despedirme de ellos como dios manda. Solo te voy a decir una cosa muy importante, mi secreto tenlo lo más seguro posible y si algún día te encuentras con mi hijo, Enrico, quiero que le enseñe esta carta y que por favor me perdone por ser un idiota e irme de esta manera, quiero que me busque, que levante piedras si hace falta, que recorra grandes montañas pero que por favor, me busque. Solo quiero que mi hijo sea uno de los nuestros y el mejor a ser posible, ahora soy el líder y no puedo dejar a la manada sola, te lo pido por favor que me busque y seguro que me encuentra solo digo que en algún bosque me encontrarás y solo una pista y la más maravillosa es que estoy en el bosque mas grande del mundo. Un beso de tu fiel amigo Tomás- Terminó de leer la carta y se quedó en silencio pensando-. Con que en el bosque más grande del mundo...
- Si, así es. Tu madre me ha dicho que te acompañe en el viaje, solo si tu quieres.
- No, gracias, ya tengo acompañante.
- Muy bien, como quiera, pero sé que nadie lo conocia mejor que yo, te lo aseguro.
- Gracias por su opinión, pero debe de entender que es mi padre, sangre de mi sangre y mismos genes y he pasado muchos años con él, ¿no cree que lo debo de conocer lo suficiente para saber dónde está?
- ¿Cuándo te enteraste de lo que era?
- Hace poco.
- Yo hace años.
- Era solo un crío, ¿cómo se lo iba a contar a un niño?
- Esa respuesta la tienes tú.
- Bueno, está haciendose tarde debemos de irnos, gracias por todo.
- No hay de que muchacho, y si cambias de opinión ya sabes donde estoy. Adiós.
Se fueron a pie, no dijeron nada solo pensaron en la conversación tan rara en un día tan normal. Si era cierto aquello de que se hallaba en ese bosque, ¿cómo le pudo enviar la carta hasta a su casa?. Hay preguntas como estas que se quedan en el aire, de esas que no tienen respuestas. Andrea ya estaba en la puerta de su casa y miró a los grandes ojos de Enrico, pudo ver en ellos, una mirada triste y presa del pánico.
- ¿Puedo quedarme a dormir a tu casa esta noche?
- Si, por favor, te necesito a mi lado.
Andrea llamó a la puerta de su casa.
- Hija, hola.
- Máma, que me quedo a dormir en casa de Enrico.
- Mmmm... ¿Segura?
- Claro.
- Esta bien, por cierto, Susanna te ha llamado. Dice que es muy importante, si quieres pasa y...
- No tendrá tanta importancia, ya sabes como es- Le sonrió y le dió un dulce beso en la mejilla-. Que duermas bien.
- Y vosotros.

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