domingo, 11 de marzo de 2012

Capitulo 25

-Bueno, tengo la comida echa, es arroz tres delicias, no sé si te gustan, si no, te hago otra cosa.
-Si, si me gustan no te preocupes.
-Ah vale.
Empezaron a comer tranquilamente, la verdad, era muy extraño, estuvieron toda la comida sin dirigirse la palabra. Poco después de comerse el postre, se hallaron en el salón y se sentaron en un cómodo sofá que tenía Enrico. El salón era bastante amplio, tenía una mecedora, dos sillones iguales puestas en forma de ''L''
y la televisión estaba a pocos metros de la mesa que había en el centro de cristal con una vela que hacia juego con las paredes. Andrea la primera vez que entro pensaba que estaba muy bien decorada para ser un chico el decorador pero luego le dijo Enrico que lo hizo con ayuda de su hermana que se quería dedicar a diseñadora de interiores.
-Lo siento por estar tan callado.
-Y yo, estas un poco raro.
-Lo sé...
-¿Qué te pasa?- Preguntó Andrea con preocupación.
-Pues a ver, no se trata de ti, es de mi...
-Cuéntamelo.
-Voy a empezar a buscar a mi padre.
-¿Cómo?
-Andrea, tengo que encontrarlo, quiero que me cuente las cosas desde el principio, quiero saberlo todo sobre mi familia paterna- Andrea lo miraba con la boca abierta-. Ya sé que las cosas entre nosotros van muy bien, pero quiero que sepas que te quiero y la verdad, no quiero perderte, pero no puedo hacer otra cosa, tengo casi veinticuatro años y no sé nada sobre mi padre.
-Vale, a ver si lo he entendido bien. ¿Te vas a ir y me vas a dejar aquí?, ¿estás queriendo decir que no te voy a volver a ver más?. A ti creo que se te ha ido la pinza, sin mi no te vas a ninguna parte.
-No, Andrea, no puedes venir, esto es muy serio y lo indicado es que no vengas, eres menor y tienes que ir al instituto.
-Pero yo no quiero que te vayas.
-Y yo tampoco, no quiero perderte, pero ya leíste la carta.
-¿Enserio que me vas a hacer esto?
-Lo siento.
-Y yo, pensaba que estaríamos muy unidos para siempre, no pensaba que esto terminaría así, muy bien, tu lo has decidido, que te vaya bien en tu búsqueda y no me hables más.
-Sé que es muy difícil, a mi tampoco me gusta que tenga que pasar esto, pero no te lo tomes así, yo te quiero.
-¡Pues no me lo demuestras así!- Andrea se levantó muy enfadada, cogió su mochila y abrió la puerta- Hasta nunca y que te vaya bien.
-Andrea... No te vayas...
No llegó a oírlo, cerro la puerta muy rápido y a la vez muy fuerte. Andrea bajo corriendo las escaleras, llorando. Poco después llegó a la casa de Susanna. Tocó al 1º4 y esta contesto al momento. Subió lo más rápido que puedo.
-¿Qué te pasa?
La pregunta se quedo en el aire porque Andrea se dirigió sin mirarla en ningún momento hacia su cuarto.
-Bueno, ¿me quieres decir que te pasa?
-Ha sido muy malo conmigo.
-¿Qué te ha echo?, ¿no te habrá pegado?
-No, eso nunca, es buena persona...
-¿Entonces?
-Pues que se tiene que ir a buscar a su padre y lo mejor que no sabe donde está, se tiene que recorrer cielo y tierra para buscarlo y me ha dejado.
-¿Qué tiene que ir a buscar a su padre?.
-Si.
Cuando termino de contárselo con detalles, Susanna se levantó y le dio un fuerte abrazo.
-En estos momentos no se que decirte, nunca me ha pasado eso.
-No hace falta que digas nada, solo quería contárselo a alguien de confianza.
-Mira, tu no te preocupes que encuentras a alguien mejor.
-¿Alguien mejor que él?. Imposible.
-Si, ya sé, lo mismo decías de Karl y lo olvidaste al momento.
-Porque conocí a la persona ideal, al que me ha dado ganas de vivir en cada momento.
-Si... era muy buena persona...
-El mejor -Se secó las lágrimas que le derramaban por la cara-, vamos a hacer el trabajo, basta de llorar, ha sido lo que él ha querido y yo no puedo hacer nada.
-Vale, si quieres.

Enrico estaba tirado en el sofá con la mirada perdida, dándole vueltas a la cabeza sobre lo que había pasado, no sabia que hacer. Lo dicho, dicho está. Se levantó y se dirigió a su cuarto, se sentó en la mesa  y empezó a buscar información sobre hombres lobo en el ordenador. No daba mucha información, total que se quedo igual que antes. Poco después pensó en ir a la biblioteca pero estaba muy tocado por lo de Andrea, eran muchos momentos agradables, casi tres meses juntos, con un amor donde había pasión, confianza, alegría... Y todo se ha estropeado. Enrico esta muy confundido no sabe que hacer. Salió de su casa a dar un paseo y poder así aclarar sus ideas.
<<¿Y si Andrea me acompaña en este viaje?- Piensa-, ¿pero y si los hombres lobos son malos?, ¿qué pasaría si me convirtiera en uno de ellos y mate a Andrea?, ¿qué haría yo tanto tiempo fuera sin ella?, ¿y si le pasa algo mientras yo no este o Karl vuelve con ella y otra vez le pegue?, ¿si me quedo aquí que pasaría con mi padre?>>
-Hola hermanito, ¿cómo estás?- Acababa de encontrase con su hermana Valeria una chica de quince años que vivía en casa con su madre.
-Hola, ¿qué haces aquí?
-Pues nada, he venido a dar una vuelta y quería pasar por tu casa, te veo muy pálido, ¿qué te pasa?
-No es asusto tuyo.
-¿Te ha pasado algo con Andrea?
Enrico contuvo la respiración unos instantes, no podía mentirle a su hermana, ya se le notaba bastante, había dado en el clavo.
-Si.
-Me lo imaginaba. ¿Qué ha pasado?
-Nada.
-No me engañes.
-Que nos hemos peleado.
-¿Por qué?
-Mira hay una cosa que tu no sabes y mamá me ha dicho que no te lo cuente.
-Si lo sé.
-¿Qué sabes?
-Lo de papá. Pero mejor que no hablemos de esto aquí, vamos a tu casa y me invitas a un batido.
-¿Cómo lo sabes?
Valeria se quedo callada y dio una vuelta sobre si misma y fue hasta la casa de Enrico.
-Mira, ¿te acuerdas de que yo me fui?
-Si claro, te eche yo prácticamente.
-Si, pues deje la grabadora que me regalaste tu expresamente hace dos años.
-¿Y por qué hiciste eso?
-Porque me estabais echando y sabía que era importante, además necesitaba saberlo.
-Bueno, me he enfadado con ella porque tengo que ir a buscar a papá y temo que a ella le pase algo.
-Si, lo entiendo, pero ponte también en su lugar, esta destrozada, se le nota que te quiere y esto le ha afectado muchísimo.
-¿Pero que quieres que le haga yo?. Yo también la quiero pero no puedo hacer nada, quiere acompañarme pero le he tenido que decir que no, no puede dejar sus estudios para que luego le pase algo grave.
-¿Cómo qué?
-Pues a ver, yo no sé realmente como son los hombres lobo, no sé si le harán daño, no puedo permitir que corra ese riesgo bajo ningún concepto, ¿entiendes?
-Si ella quiere acompañarte y es lo que siente, tu no lo puedes impedir.
-Claro que si... Yo creo que he echo bien en dejarle las cosas claras, pero sin ella no es lo mismo, es lo que me ha dado las ganas de vivir cada día.
-Enrico, no te das cuenta. Ve y dile todo lo que tengas que decirte, si ella toma la decisión de irse contigo, que vaya.
-Ya le he dicho todo lo que le tenia que decir.
-No, no le has dicho lo mucho que la quieres.
-Claro que se lo he dicho.
-Mira, haz lo que te de la gana, pero decidas lo que decidas que sea lo que sientes.
Enrico estaba pensando en la razón que tenía una niña de quince años, al parecer no era tan cría como el pensaba, en realidad era demasiado madura. Antes de que se diera cuenta Valeria estaba abriendo la puerta.
-¿Dónde vas?
-Creo que te he dicho todo lo que te tenía que decir. Suerte.
-Vale, gracias. Adiós.
Valeria le sonrió y se marchó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario